APUNTE SOBRE UNA CENTRAL DE TRABAJADORES CLASISTA, INTERNACIONALISTA E INDEPENDIENTE

Esta es una cuestión que podemos considerar estratégica. No quiere decir que deba ser postergada por imperio de las necesidades tácticas ni de coyuntura. Quiere decir que se debe afrontar permanentemente y es impostergable en tanto que las necesidades estratégicas guían las decisiones tácticas. Aclaramos de entrada nomás porque la generalidad de las fuerzas organizadas se hace cargo de la permanente prédica de un cierto “independentismo teórico” que anda por allí insistiendo en lo siguiente: lo estratégico es “para alguna vez”; lo táctico es “lo posible”. Así que nos proponen dejar lo importante por lo “conveniente”; la definición por la “oportunidad”; etc. Nos confunden las jerarquías de las cuestiones como nos confunden los tiempos de realización. No debemos permitirlo. No le podemos poner fecha a la Revolución como podemos ponerla para un paro; pero eso no quiere decir que esté tan lejos en nuestras ideas como para que ni nos preocupemos por ella.
Si atendemos a la clásica recomendación que nos hizo alguien que algo entendía de estas cuestiones de que “no hay que confundir la organización de los revolucionarios con las organizaciones naturales de los obreros”, y si atendemos a la importancia que para cualquier política tiene la primera Revolución Socialista que marcó este siglo y los que vendrán, debemos convenir en que tanto una (el Partido de la Clase Obrera), como la otra (la Central Obrera), merecen el mayor esfuerzo constructivo de nuestra parte. Esta es una ocasión para dedicarle el mayor a fin de poder aclarar algunos aspectos que nos lleven a una práctica unitaria, consolidada y que tenga real incidencia de masas. Nos referimos de hecho, a la cuestión de la organización sindical de la Clase Obrera. LA DEFINICIÓN DE NUESTRO PROGRAMA Y LA NECESARIA PRECISIÓN
En la “Declaración y Programa del Plenario Obrero y Popular” se lee:
“Reafirmamos la necesidad de construir una Central de Trabajadores Clasista, Internacionalista, Independiente de los patrones, el Estado y los partidos de la burguesía, que incluya en su seno a los desocupados, quienes también constituyen parte de la clase trabajadora. A la vez que reafirmamos nuestro más profundo repudio a la burocracia gerencial traidora que continúa entregando diariamente las reivindicaciones obreras a la voracidad de las patronales”.
Hasta aquí, la coincidencia con una amplia gama de organizaciones de trabajadores y políticas es evidente. Pero no es tan evidente cuando llegamos a la práctica concreta, cuando debemos poner un objetivo programático a una acción.
Ya el 13 de julio de 1996, cuando realizamos el Primer Plenario Obrero y Popular, hubo disidencias profundas en este sentido. Entre las razones fundamentales de algunas agrupaciones políticas que se fueron del POP, estaba la cerrada negativa del conjunto de los compañeros a realizar “llamados”, “exigencias” (en una palabra, ultimátum), a los nucleamientos tales como CTA o MTA.
Es que la política adoptada por el POP no fue nunca el ultimatismo, o sea, “exigimos a tal o cual que cumpla con tal o cual cosa porque si no los consideraremos traidores a los trabajadores,… etc”. La política adoptada fue siempre la de participar en toda lucha, sostener la acción, cumplir con los compromisos de acción aún arriesgándolo todo y denunciar el accionar de los burócratas disimulados de combativos u opositores, cuando no, imponer un programa distinto de la burocracia sindical para la lucha concreta. Ejemplos sobran. La burocracia del CTA retrocedió frente a los cortes de ruta del 14/8/97; el POP los hizo. En el “Paro y medio” de septiembre del `96, decidimos un Programa para el mismo y lo hicimos votar por la amplia mayoría del gremio más grande, los docentes, con lo que llevamos al paro a los compañeros, a una lucha justa cuando el resto del a Provincia se negaba a hacerlo. Hoy denunciamos el siniestro “Pacto Social” que firmaron todos los burócratas de Villa Constitución y no les exigimos nada: los estamos enfrentando.
No es casual entonces que debamos debatir tanto con el conjunto de la izquierda para llegar a comprensiones compartidas. Nuestra práctica programática, llevando al terreno material los enunciados, nos va afinando la crítica y por lo tanto nos hace más claros y convencidos de las justezas.
Debemos ahora hacer un esfuerzo enorme para convencer y en este rumbo, debemos precisar las referencias que planteamos. Porque el caso es que, tal como lo decíamos más arriba, pareciera ser que existen muchísimas coincidencias, que a la corta o media, no son tales. Puede ser ignorancia nuestra. Esto último es lo que mejor y ya podemos resolver nosotros. Lo demás es tarea de largo alcance.
En este último sentido ponemos manos a la obra y de modo sinceramente autocrítico debemos decir que no hemos sido suficientemente tajantes en la definición de nuestra aspiración de un organismo obrero independiente, que sea capaz de llevar adelante las iniciativas clasistas más profundas, los programas realmente independientes y las acciones más profundas; todo ello en dirección a los cambios que supongan la destrucción de las bases estructurales de esta sociedad injusta, y en el camino hacia ello, aportar con la lucha al mejoramiento de las condiciones materiales de vida de los trabajadores y el pueblo y la conquista política que significa la construcción de un programa y una organización capaz de abrir paso a la victoria definitiva.
Toda la prensa de izquierda revela la preocupación por definir corrientes, estructuras, agrupamientos, etc., de carácter nacional que tiendan a resolver la cuestión de la unidad los que luchan. Por supuesto que no escapamos a este problema objetivamente planteado por la lucha de clases y resuelto por cada quien de diversos modos.
Existiendo este cuadro de intenciones, para el POP existe la perspectiva de una reunión nacional de luchadores combativos, clasistas, revolucionarios, que puedan convocar a las masas de conjunto. En atención a ello, debemos cuidar casi primorosamente esta perspectiva, para que no se aborte, ni por oportunismo, ni por falta de esclarecimiento, ni por sectarismo. La crítica es entonces necesaria, porque no es ninguna virtud callarse en el presente lo que seguramente nos pueda destrozar en el futuro.
Por ello, por consideración fraternal, por obligación revolucionaria, ponemos el ejemplo siguiente.
El 30 de abril de 1998, se realizó en Córdoba un acto conmemorativo del 1 de Mayo, para cuya convocatoria se acordó el documento que acompañamos como Anexo 1 a este escrito. De su texto tomamos dos partes que interesan fundamentalmente al debate que abrimos sobre la necesidad de una Central de Trabajadores Clasista.
El párrafo 8 dice:
“La CTA y el MTA deben reflexionar sobre la política de sus “aliados parlamentarios” (la UCR, el Frepaso, el duhaldismo), deben romper con los partidos patronales y reivindicar un frente político y reivindicativo de todas las organizaciones obreras y populares”.
Tal como lo veníamos diciendo más arriba, no es esa la política del POP. No lanzamos intimaciones sobre los burócratas del CTA y el MTA y muchos menos para pedirles que “reflexionen” sobre lo que hemos denunciado como “brazo sindical de la Alianza” (ver volantes de Docentes de Base en el POP), o simplemente la “Alianza sindical”. Vale en forma agravada para el MTA. Estas formaciones sindicales dependientes de los partidos burgueses son parte del cogobierno, burócratas venidos de mil millones de traiciones, sistemáticos opositores al clasismo.
Nuestra tarea es denunciarlas, enfrentarlos, no lanzarles apelaciones. Hemos sabido luchar, y para los tiempos que corren ya hace demasiado tiempo, en convocatorias de la Mesa de Enlace (CTA-MTA-CCC), pero junto a los trabajadores sin hacer distingos. Y eso es lo que vale. Pero más de una vez fue contra los burócratas, como los cortes del 14/8/97; otras los vencimos como cuando impusimos el paro regional de docentes en Rosario-San Lorenzo-Iriondo-Constitución, poniendo el programa y la ruptura de la orgánica de AMSAFE para el Paro y Medio de Septiembre/96; otras las llevamos a empujones a la protesta política como el 20 de junio/97; los aplastamos junto a sus aliados en la toma de la Cocina Centralizada o los combatimos cara a cara como en los cortes de ruta de Empalme VC. Y ni hablar de la campaña actual de denuncia del Pacto Social de Villa…y lo que nos está costando en persecución no sólo policial, sino de los mismos militantes del CTA que, por poner un ejemplo, amenazan con expulsar a los estudiantes del Instituto de Villa por criticar la Ley Federal que “su” Amsafe defiende y aplica. Hasta hierve la sangre de pensar en Piccini acusando a nuestros militantes y al POP de servicios. Y ni hablar de la que se viene.

Más ejemplos sobran en la experiencia propia. ¿O acaso vamos a olvidar cuando proponía el MTA armar “la seguridad”…¡contra nosotros!?.
Pero lo que ya es imposible de considerar siquiera, es pedirles QUE SE PONGAN A LA CABEZA DE LAS ORGANIZACIONES DE LUCHADORES (ENTRE ELLAS LA NUESTRA) AL “REIVINDICAR UN FRENTE POLÍTICO Y REIVINDICATIVO DE TODAS LAS ORGANIZAICONESL OBRERAS Y POPULARES”.
Este párrafo se opone contundentemente a todo lo que ha sido la prédica y práctica del POP, razón por lo cual debemos debatirlo, como ya lo hacemos en tantos frentes de intervención concretos, con los compañeros que lo suscriben. No existe animosidad contra ellos, pero debe existir la firme decisión de poner en claro las cosas, porque lo que está en juego es el destino de una lucha que cada vez se plantea más confrontativa con las clases dominantes.
La otra referencia crítica que queremos aportar es la del Punto 11 de las consignas levantadas en la Declaración de Córdoba que dice:
“Por una central obrera clasista, democrática y de bases, por la expulsión de los jerarcas traidores de los sindicatos y la CGT”
De hecho que una Central “clasista, democrática y de bases”, no es la formulación que proponemos en nuestra Declaración como “clasista, internacionalista, independiente…”; pero no se contradicen al menos formalmente. La cuestión reside en el contenido, porque unir a la aspiración “clasista, democrática y de bases” la expulsión de los jerarcas” es plantear la recuperación de la CGT.
Por más de medio siglo la Clase Obrera ha tenido frente a sí dos enemigos: la organización estatal de la burguesía y la burocracia sindical. Cada vez que se ha aproximado una situación revolucionaria, la burguesía ha obrado desde el Estado como corresponde a sus intereses y la burocracia ha lanzado llamados en su apoyo o en todo caso, en apoyo de una fracción de la burguesía que luego aprovecha la lucha de todos en beneficio propio. La CGT jamás ha sido un factor favorecedor de la independencia obrera. Aún después de este medio siglo se sigue insistiendo en el recurso de idolatrar a la “entidad madre”, a la máxima expresión del “movimiento obrero organizado”. Y esto no es cuento. Uno de los firmantes de la Declaración de Córdoba, cuando se avecinaba el golpe del ´76, fundaba toda su estrategia en el “gobierno de los trabajadores” propiciando “la CGT al gobierno” (lo que cualquier memorioso puede recordar en las movilizaciones del incipiente Coordinadora de la Zona Norte de Rosario). Nos referimos, claro está, a PO.
Confiamos en que a esta altura del desarrollo histórico, corresponde saldar cuentas con esta cuestión. Por otra parte, bien sabemos como le fue a corrientes como la CCC con su esperanza en los “compañeros honestos del MTA” en su emprendimiento por la recuperación del Consejo de la CGT.
Creemos asimismo que estas contradicciones no favorecen un acuerdo sobre las bases en que hincamos la discusión a nivel nacional, considerando que esto es un objetivo a tratar el 1 de agosto.
Aclaremos aquí que al hablar de una discusión nacional, no es sólo a la espera de un encuentro con organizaciones que respetamos mucho y bien que nos congratulamos que nos tengan en consideración, sino de las tantas instancias en las que nos acercamos en la tarea cotidiana con un conjunto por diversos temas, ya sea en el Cordón Industrial del Gran Rosario como en otros puntos del país.
Entendemos que plantearse una tarea tan importante como la lucha por la unidad de los trabajadores en una central alternativa, clasista, independiente de los partidos patronales, del Estado, sin más ley que la voluntad expresa de la Clase Obrera, y a la vez la pretensión de expulsar a los “jerarcas traidores de la CGT, es por lo menos, una gruesa contradicción.
Los militantes del POP estamos y debemos mostrarnos hartos de la burocracia cegetista como una cuestión de naturaleza básica.
Por tomar en trazo grueso los últimos 30 años de nuestro país, digamos que fue contra la CGT traidora que nació el Cordobazo y después vimos a esa CGT apoyar el Gran Acuerdo Nacional, intentar una “Gran Paritaria Nacional” con Perón para eternizar la “Tregua Social” del ´73; participar de las Tres A; esquivarle el bulto a la presión obrera durante el Junio/Julio del ´75; “borrarse” con Casildo Herrera con el Golpe; colaborar con la dictadura en la represión institucionalmente; confundir a los trabajadores con los “13 paros” a favor del peronismo y el “modelo” y ahí están ahora. Si existe sigla odiosa es ésta. Ya ni siquiera hay la más remota posibilidad siquiera del “Saúl escucha,…” Debemos adquirir clara conciencia de que de aquí en más a la CGT no se la limpia, se la enfrenta.

LA CENTRAL ALTERNATIVA

En esto pareciera que todos estamos de acuerdo desde las organizaciones de trabajadores combativos y clasistas. Pero no todos hemos avanzando con la misma decisión. Y esto lo decimos con sentido autocrítico. En nuestro caso, no hemos expresado claramente que debemos saltar por sobre la mitificación de la “Central Única” cuando rechazamos la CTA. Esto debe quedar debidamente señalado. CTA ha sido un emprendimiento socialdemócrata que no tuvo miramientos en desconocer el mito de la “central única”. Arremetieron en nombre de la “democracia” y se pusieron como titulares de la “lucha contra el modelo”. En una palabra, reeditaron el vandorismo a su manera. Sabemos que hay mucha tela para cortar en este orden de cosas y dejamos señalada la necesidad de una más extensa, profunda y fundamentada producción en estos temas; pero a la par de hacerla debemos definir que queremos. No les decimos a los trabajadores que hay que rescatar la CGT; no les decimos que deban incorporarse a la CTA; entonces ¿qué decimos?.

Decimos que CUANDO HABLAMOS DE UNA CENTRAL ALTERNATIVA, DE “CONSTRUIR UNA CENTRAL DE TRABAJADORES CLASISTA, INTERNACIONALISTA, INDEPENDIENTE DE LOS PATRONES, EL ESTADO Y LOS PARTIDOS DE LA BURGUESÍA…”, ESTAMOS HABLANDO DE UNA CENTRAL MÁS.
De eso estamos hablando cuando instamos a la conformación de organismos de base del POP y alentamos a la creación de agrupaciones independientes, ya sean
obreras, estudiantiles, barriales. Sin aquella definición, que como lo dijimos al principio, es estratégica, la táctica de construir estos verdaderos destacamentos de la resistencia, terminarán golpeando la puerta a cualquier “central” preexistente.
En este sentido, nuestra experiencia, es clara y debe ser definitiva. No quiere decir que debamos marginar de las discusiones y reuniones por tal o cual iniciativa movilizadora a los compañeros organizados; queremos decir que teniendo bien claro que se pretende no rendirse ante el aparato de alguna de las variantes burocráticas organizadas, con lo que se logran a nuestro juicio los siguientes resultados:
1) Participar de las luchas en unidad de acción con la base de estas organizaciones.
2) Incidir en la profundización de los objetivos reivindicativos, programáticos.
3) Organizar a la franja de luchadores que no se resignan a soportar a los mandamases de turno.
4) Incluso en ese marco constituir sin lugar a dudas un factor de presión que evite las más retrogradas de las propuestas que cotidianamente nos tiran.
5) Producir conflictos donde ellos produjeron sumisión de clase.
6) Fundar las bases en la región y proponer su extensión, para la existencia de organismos independientes de la Clase Obrera que alguna vez puedan ser “capaces de llevar adelante la iniciativa histórica del proletariado”.
Central Alternativa = a OTRA CENTRAL MÁS. Así de clara y decisiva debe ser nuestra pretensión. Luchar por los organismos de doble poder, reivindicando su existencia incluso contra la degeneración que de estos términos ha hecho el reformismo y los revisionistas de toda laya.
Por otra parte, esta claro que en esto nos va la propia existencia del POP como hasta ahora la concebimos. En nuestra intervención en los gremios (sean metalúrgicos, docentes, calzado, carne), no tenemos en principio más remedio que hacer este tipo de pequeños destacamentos para la propaganda, para la agitación, para la organización.
En algunas lugares por las extremadas condiciones de represión, en otras por las condiciones de atraso en la conciencia.
No podemos definir si estos organismos serán Comités Obreros de Base, Agrupaciones, Comités de Lucha. Serán abiertos, legales, semilegales o clandestinos. Lo que es cierto es que deberán luchar contra la patronal, contra la burocracia delatora y contra la idea de que deben disciplinarse a alguna de las facciones del aparato sindical a disposición de la burguesía.
Lo mismo ocurre y ocurrirá con la Central Alternativa, cuya denominación y forma práctica no podemos precisar hoy. Si nos atenemos a la memoria de clase digamos que en nuestro país existieron desde Interfabriles, Mesas de Gremios en Lucha, Coordinadoras; y que todas fueron perseguidas encarnizadamente por el Estado, a tal punto que sus dirigentes, cuando no estaban clandestinos o exiliados, se encontraban directamente presos. Esta consecuencia de la consecuencia en la lucha parece haber sido olvidada y destinada a enterrarse en el olvido por parte de las corrientes de pensamiento pequeño burgués. Iniciada esta discusión, para nada cerrada, para nada suficientemente abonada en este escrito, nuestra tarea hasta el l de Agosto, es elaborar una formulación política adecuada para presentar a la Asamblea, ya que allí se verá el grado de maduración de nuestro debate y esperamos que se concrete en una resolución que marque rumbos nuevos. Y es tarea de todos.

Rosario
02/07/1998 MESA DEL P.O.P.

 



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