Lo decíamos en nuestro anterior comunicado:
Uno se pone a pensar cuando lee artículos como el de Wainfeld "Qué suerte la mía, de nuevo en la vía", en esto de los cagatintas que pululan, y se vuelve loco de odio. Donde hay algo que ocultar, ensuciar, achicar; donde haya algo que requiera un escriba que lo explique de manera consistente con el sistema, allí están ellos. Aparecen por miles diariamente y decir miles no es literario, es literal. (http://obreroypopular.org/pedraza_p12).
Ayer nomás aparece Aliverti en http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-163205-2011-02-28.html con “Pedraza y sus alrededores”, otro artículo dirigido al sostén de la burocracia sindical.
Aliverti siempre fue el empleado del mes del estalinismo más recalcitrante, a punto tal que se convirtió en más papista que el Papa y cuando en enero de 1989 se da el asalto al cuartel de genocidas de Villa Martelli, fue tan repulsiva su propaganda contra los muertos y desaparecidos que hasta “el Partido” salió a contradecirlo por excesos en el cumplimiento de línea. Cuando “el Partido” se vuelve kirchnerista, el también.
Francamente un tipo deleznable, de esos que han hecho plata hasta compartiendo programas con periodistas de la derecha más infame, con lo que, supuestamente, se reivindica la condición democrática y pluralista que también supuestamente, engalana.
Nos detuvimos en sólo un párrafo, aunque el resto es tan despreciable como el elegido.
Es que la línea progre burocrática tiene una completividad envidiable. No deja punto de los que le conviene sin abarcar.
Escribe Aliverti hablando de la detención de Pedraza.
De ahí se saltó a revolver –sin necesidades de mayor esfuerzo investigativo, por supuesto– en el descomunal nivel de vida del “sindicalista” Pedraza. Su vivienda en Puerto Madero, su declaración de que gana apenas 25 mil pesos por mes, su reloj o sus mersas apliques de oro. No importa. Es un tema que debería conducir a la pregunta de si acaso es casualidad que estos descubrimientos vean la luz sólo cuando hay un avatar judicial de por medio (verbigracia por el porqué de que nunca se revisa el origen de la fortuna de empresarios varios, definidos formalmente como tales). Y que, por lo tanto, redirecciona a interrogantes complementarios. ¿Se trata de destruirlo a Pedraza porque se lo merece, y claro que se lo merece? ¿O de asentar la construcción de discurso contra cualquier cosa que simbolice actividad gremial, sindicatos, sindicalistas, corrupción anclada únicamente ahí? Como dice Daniel Santoro, el artista, si el negro Hugo Moyano, ya sea por negro o por Moyano, viste alguna vez un Armani (que tampoco, encima), todos se preguntan de dónde sacó la plata para comprárselo. Pero a cualquiera de los que visten 150 trajes de ésos, y a quienes solamente dedican notas sobre sus internas y miradas institucionales, nadie les pregunta nada. En un punto, es lo que se llama derrota cultural. Sindicalista, sospechoso a priori. Empresario, dispensado a priori.
Este párrafo es la complicidad más descarada con sindicalistas y políticos enriquecidos con la actividad sindical y política. Seguir Leyendo »