Desde este breve boletín pretendemos transmitir a nuestros hermanos de clase las ideas que nos mueven a la acción.
Y decimos hermanos de clase porque quienes lo hacemos, somos también trabajadores que permanentemente convivimos, al igual que ustedes, con las injusticias a la que nos somete la explotación capitalista.
Es desde este lugar donde nos paramos, y hartos ya de burocracia sindical y atropello patronal, nos proponemos organizarnos de una forma distinta a la que nos tienen acostumbrados. Es que pretenden hacernos creer que las cosas son así y que naturalmente deben ser aceptadas. Por eso cuando algún compañero levanta su voz para criticar o plantear sus ideas es rápidamente neutralizado o aislado.
Cansados de participar de falsas asambleas donde borran con el codo lo que escribieron con la mano.
Cansados de que nuestros reclamos caigan en saco roto. Y que nuestro destino y futuro lo decidan entre cuatro paredes, burócratas, gobiernos y patrones. Cansados de agachar la cabeza para que nos soben el lomo, cansados de la persecución de los buchones de la patronal que permanentemente están tras nuestros pasos a la espera de hacernos un informe.
Cansados de respetar leyes, normas, reglas, códigos que nos dicen lo que podemos o no podemos hacer.
Pero existen formas diferentes de organización obrera.
Desde ya que ningún sindicato enrolado en la CTA o la CGT pueden resolver el problema de los trabajadores.
Ni la CTA, ni la CGT y todos los gremios que se desprenden de ellas están dispuestos a llevar adelante la lucha que los trabajadores necesitamos para terminar definitivamente con nuestras miserias.
No pueden, ni quieren porque estos sindicatos están tan atados al Estado, el gobierno y los patrones por medio de leyes que es imposible que luchen, aun con “buenas intenciones”; es por eso que no les reclamamos que se pongan a la cabeza de las luchas o convoquen a congresos de delegados, cuando sabemos que la mayoría de los delegados son adictos a la burocracia y funcionan como correa de transmisión para convencernos de los peores acuerdos y son incapaces de representar nuestra real voluntad. Muchos dicen que no están de acuerdo con la conducción gremial, pero que… “es lo que hay y nada se puede hacer”.
Es por esto y por muchas razones más que no podemos seguir confiando en quienes nos clavan el puñal por la espalda.
Ya estamos hartos de que nos digan que los acuerdos que firman con la patronal y el gobierno son la “mejor negociación que lograron”, que tenemos que estar contentos porque no va haber despidos (y todos los días las fábricas están más vacías), que no hay “rebaja salarial” (y cuando vamos al mercado la plata no alcanza), que si nos suspenden vamos a cobrar un porcentaje del sueldo, que cada día somos mas poli funcionales, que perdemos categorías, que nos jubilan anticipadamente con salarios de hambre, que nos retiran voluntariamente. Todos estos “acuerdos en el marco de la crisis” les han resultado y les resultan favorables y beneficiosos a las patronales y a nosotros cada vez más miserables.
Es por eso que ya estamos cansados de que decidan nuestros destinos, y es por esta misma razón que debemos buscar nuevas formas de organizarnos. Coordinar con aquellos que al igual que nosotros se encuentran asqueados de tanta traición.
Todos los conflictos que se dieron y se dan en nuestro cordón industrial fueron aislados por la burocracia. Así, lo que pasa a los obreros en Acindar es ajeno a los trabajadores de Paraná Metal (dos plantas que solo las separan 300 metros), lo que ocurre en General Motors es ajeno a los obreros de Malhe, Vicentín, Dreyfus o Siderar.
Las experiencias más recientes de coordinadoras interfabriles se dieron en el año 1975 asumiendo un real protagonismo en junio- julio de ese año en lo que se conoció como el “Rodrigazo”.
Las coordinadoras surgen al margen y en oposición al sindicalismo burocrático peronista, se organizan por zonas y las componen obreros de base, activistas políticos, hasta cuerpos de delegados y comisiones internas. Nacen en oposición al Pacto Social acordado entre la CGE (Confederación Gremial Económica, lo que hoy seria la UIA) y la CGT, a partir del año ‘73 y van tomando fuerza contra las medidas acordadas por patrones, burocracia y gobierno que congelaban los salarios, y suspendían las paritarias por dos años.
En 1975 estas organizaciones maduran al punto de desatar la primera huelga general a un gobierno peronista, que representaba el paso a una nueva reestructuración capitalista y el preludio de lo que meses mas tarde será el Golpe Militar de 1976.
Recuperar esta forma de organización novedosa para los trabajadores, debemos generar y construir nuestras propias agrupaciones de base dentro de cada lugar de trabajo y conectarnos con los compañeros de otras fábricas, empresas y talleres, proponernos una organización con revocabilidad de mandatos, donde los que nos representen no abandonen su puesto de trabajo (excepto para tareas de su representación), donde el aporte sindical sea voluntario, donde nadie se atornille a un sillón, sabemos que al inicio no va ser una organización numerosa, pero si debe trabajar para incidir con sus ideas en el movimiento obrero y generar acciones antipatronales, antiburocráticas, antiimperialistas.
Las coordinadoras son la herramienta que necesitamos para salir del aislamiento, enfrentar a las patronales y romper con las burocracias sindicales, hacer del problema de cada obrero, un problema de todos los obreros a lo largo del cordón industrial, para que uno mas uno seamos mucho mas que dos.
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Boletín Número 2 | 1.17 MB |