Al margen de las innumerables disidencias y fracciones que conviven en cada una de las centrales y de los aparentes odios que las separan, lo que no está fraccionado ni viciado de diferencias es su acuerdo sellado a fuego, junto al gobierno y los patrones, de que a la crisis la paguemos los trabajadores. Y existen sobrados ejemplos sobre esto. Allá por diciembre del año pasado, se los podía ver abrazados a los supuestos adversarios Moyano y Yasky anunciando “unidad de acción” frente a la crisis. Ya se podía vislumbrar por aquel entonces que la declamada independencia de la CTA servía, entre otras cosas, para unirse con el patrón Moyano (porque no hay que olvidar que Moyano hace rato se sacó el mameluco para calzarse el traje de patrón y burócrata), que en su último acto llamó a votar a Cristina. Ya se podía vislumbrar que la unidad era contra los obreros. A poco de comenzado el conflicto en Paraná Metal, nuevamente se reúnen dos cabezones de la CGT y la CTA, aunque “estén enfrentados”. Ellos fueron Piccinini (UOM Villa Constitución –CTA_) y Brunelli (UOM San Nicolás-CGT-). ¿Como terminó la cosa? Con asambleas aparateadas, con festivales y corte de ruta junto a la oligarquía de por medio, el asunto concluyó con el traspaso de mando por parte de Piccinini a Caló (UOM nacional-CGT-). Tan peleadas no parecen estar ambas centrales burocráticas, si Picci le cedió el honor de cagar a los obreros de Paraná Metal al amiguito del patrón Moyano. Y Caló no desechó ese gesto de Piccinini y puso el gancho para cerrar el tristemente célebre Acta Acuerdo. Este acuerdo es hoy el prototipo a aplicar en todo los conflictos de la rama metalúrgica. Más allá de su “incompatibilidad”, la CGT y la CTA, bien juntitas lo hicieron. Quiérase o no, fue así. Para dar un último ejemplo, entre los tantos a nombrar, veamos los movimientos de ambas en el conflicto de Ruedas EB en la localidad de Fighiera. Llamada por la CTA y gran parte de la izquierda, la CGT Rosario, defenestrada por los obreros por la orfandad en que los había dejado, se puso al frente de la cosa. ¿El saldo? Un retroceso notable en las conquistas obreras. Se despidió a los cuatro delegados elegidos por los trabajadores y serán reemplazados por elecciones a cargo de la UOM Rosario y supervisada por el Ministerio de trabajo. O sea que ahora los delegados serán del gusto de la UOM Rosario (CGT) y a las elecciones las supervisará el enemigo. También se logró un compromiso por parte de la empresa de no despedir por 365 días. Esto es irrisorio. El único compromiso que tiene un patrón es con sus intereses de clase, las ganancias, así sea a costa de despidos. Entre otros logros incluidos en el acuerdo, figura que los capataces deberán realizar un curso de capacitación “para aprender a tratar a los obreros”. Esto no merecería comentario alguno, pero hay que destacar su ridiculez. Es más o menos como la “probation” que hace que un cana tenga que hacer un curso de derechos humanos porque anduvo torturando.
Así fue, el gancho lo puso la UOM Rosario traída por la CTA. Y encima debemos soportar que esta última se jacte de sus Jornadas Nacionales de “Lucha”, cuando entre sus consignas principales está la de reconocimiento de su personería gremial. La verdad que no se entiende cómo se puede ser independiente del Estado Burgués y a la vez pretender que el mismo te otorgue una personería gremial que determina cómo se tiene que organizar nuestra clase. ¿Y a las patronales explotadoras quién les dice como se tienen que organizar?. Nadie. Más que independencia de clase, la CTA quiere la guita que entra a los sindicatos por ser reconocido por el marco jurídico burgués. Una verdadera independencia no conoce ni de leyes ni de personerías jurídicas. En síntesis, la unidad e independencia que tenemos que construir los trabajadores es para luchar contra la CGT y la CTA.
Mientras tanto, la izquierda no para de hablar de clasismo e independencia de clase, pero no va mas allá de lo que ofrecen las dos centrales burocráticas.
En cada conflicto que se presentó hasta el momento (y no son pocos) tanto el PO como el PTS, por ejemplo, han tomado una postura de exigencia a la CTA y la CGT para que se pongan a la cabeza de las luchas, llamando a congresos de delegados, paros, etc. De aquí se desprenden dos apreciaciones. Una es que efectivamente, la CTA y la CGT han tomado las riendas de los conflictos y en todos los casos ha habido despidos, suspensiones con rebajas y congelamiento de sueldos. Bajo ningún concepto puede decirse que han habido victorias obreras y que la crisis la están pagando los capitalistas. Solo traiciones, que se traducen en despidos, sueldos aun más magros, mayor superexplotación y tercerización y más riesgos de muerte por las peores condiciones de trabajo.
Por otro lado, si detrás del pedido está la intención de que las bases se desencanten de la CTA y la CGT por todo lo que no han hecho ni harán jamás, también se esconde y los hechos lo demuestran, una falta de voluntad política de enfrentar seriamente a los burócratas y de comenzar a confiar más en la fuerza y capacidad de nuestra clase para organizarse de forma independiente del Estado y tomar en sus propias manos las luchas.
Asimismo, puede que el PTS como el PO denuncien a ambas centrales, pero marchan detrás de la CTA mientras esta ya acordó hace rato con la CGT, patrones y gobierno el destino que pretenden para los laburantes. Además, en casos tan determinantes como en Mahle, hablaban de toma y ocupación, ocultando lo que verdaderamente es una toma y cuál debe ser su fin (ver nota de toma).
Partiendo de la base de que el Gobierno, las patronales, la CTA y CGT han cerrado filas para que seamos nosotros las únicas presas de este verdadero monstruo que es la crisis capitalista mundial, debemos comenzar nuestra lucha organizada e independiente contra ellos y no detrás de ellos o exigiéndoles a ellos. La actual situación nos coloca en una encrucijada, y solo saldrá airosa una clase: la trabajadora o la burguesa. Es por eso que el atributo máximo de la independencia en la lucha es la libertad respecto al Estado, algo por lo que la CGT y la CTA no están dispuestos a pelear. La verdadera libertad solo podrá conseguirse rearmando el clasismo, organizándonos por fuera de la ley burguesa, con sindicatos que realmente breguen por los intereses de nuestra clase y no por encadenarse a los dictámenes del enemigo, como lo es la personería jurídica. No siempre han sido así compañeros las reglas del juego. Las veces en que la luz de nuestra clase ha brillado más alto ha sido aquellas en las que se enfrentó al Estado burgués y todos sus personeros y no cuando se confió o se concilió con él, negando así la lucha de clases. Antes del Peronismo las organizaciones sindicales no estaban atadas al Estado; en los años setenta los sindicatos cordobeses de SITRAC- SITRAM tampoco se arrodillaron al gobierno de turno y sus luchas sin ninguna duda se han ganado un lugar de privilegio en las páginas de la historia de nuestra clase. Hay otro camino posible, arduo y sacrificado, pero el único en el cual nuestro destino depende de nuestro propio puño.
POR UNA NUEVA CENTRAL DE TRABAJADORES CLASISTA, INTERNACIONALISTA, ATIBUROCRATICA, INDEPENDIENTE DE LOS PATRONES, EL ESTADO Y LOS PARTIDOS DE LA BURGUESIA