Salario = CANASTA BASICA FAMILIAR

Salario = CANASTA BASICA FAMILIAR

No podemos negar que todos los trabajadores esperamos siempre ansiosos la llegada de un aumento para nuestros flacos sueldos. Pero resulta que la instancia de paritaria donde se deciden estos “incrementos”, son verdaderas mesas de negociación donde el triángulo de los brujos antiobreros (burócratas, empresarios y Estado), pactan, o mejor dicho traman sigilosamente el desgarramiento al bolsillo de la familia trabajadora.

Es así como las burocracias tratan de encandilarnos con pomposos y resonantes porcentajes, y muchas veces escalonados, como sucedió con los conflictos de estatales y docentes en la Provincia. Y bien sabemos nosotros que cuando nos ponemos a hacer cuentas (porque hay que avisarle a los patrones y a los gobernantes que así como ellos cuentan sus propiedades, sus hectáreas o sus 4x4, nosotros hacemos cuentas imposibles para llegar a fin de mes) ese 20 o 30 % que parecía venir a sacarnos un poco el hambre, no significa más que unos míseros pesos, y que cuando afinamos todavía más el lápiz es aún más mísera la suma por los descuentos de toda naturaleza que nos hacen. Y a fin de cuentas, nos terminamos dando cuenta de que las burocracias traidoras entregan las luchas y levantan los paros nada más que por hambre. Y cuando nos desayunamos de todo esto (no pasa mucho tiempo), esa máquina impiadosa llamada inflación ya nos trituró y nos comió las limosnas que nos tiraron los patrones. En síntesis, estamos igual o peor que antes de las paritarias.

A este círculo vicioso que nos acecha y que no para de achicarnos el sueldo y agrandarnos la desgracia hay que ponerle un freno. Para eso tenemos que empezar a reclamar nada más y nada menos que por un sueldo acorde a la Canasta Básica Familiar que nos asegure que nuestra familia va a vivir dignamente. Claro está que el salario equivalente a la canasta debe ser vital y móvil, a los fines de que se incremente a medida que el costo de la canasta básica aumente. Así nuestro reclamo tenga que ser por un 200, 300 o 400%, no debe parecernos exagerado desde ningún punto de vista, ya que no hay nada más imprescindible que ganar lo necesario para alimentarnos adecuadamente, vestirnos adecuadamente y sostenernos junto a nuestras familias dignamente. Lo único exagerado en realidad son las riquezas que acumulan los burócratas, los gobiernos y los patrones.

Pero apenas reclamemos la locura de un sueldo acorde a una vida digna que enfrente la carestía de la vida, amontonados y alocados saldrán en coro, como siempre lo hacen, los patrones y los Gobiernos a afirmar, amparados bajo la autoridad que le dan sus prestigiosos economistas y contadores, que a esa suma ellos no la pueden pagar. De manera que su afirmación esconde la inescondible confesión de que en el marco del sistema capitalista, donde la ganancia es reina a costa del hambre del pueblo; en el marco de la propiedad privada, donde la mayoría produce y genera riquezas y unos pocos se las apropian, es imposible pagar un sueldo mínimo a los trabajadores que les sirva para poder comprar lo básico para vivir él y su familia. Entonces, si este sistema lo único que garantiza es hambre, degradación y decadencia, no hay ninguna razón para que continuemos aceptando su existencia.

Ahora bien, está claro que como los patrones y los Gobiernos nos negarán un sueldo equivalente a la Canasta Básica Familiar que aumente a medida que aumenten los artículos de consumo, y que sólo nos ofrecerán absurdos porcentajes que se nos esfuman más rápido que la arena entre los dedos, la única que nos queda es la lucha contra esos míseros porcentajes, contra ellos y contra los burócratas que nos quieren vender esos porcentajes como lo máximo posible de conseguir. Y en esas luchas donde debemos imponernos por la fuerza, tenemos que tener bien en claro, para no darles chance de chantaje a nuestros verdugos, que a la cifra de nuestro salario mínimo vital y móvil que iguale a la Canasta Básica la vamos a determinar nosotros, y que el único indicador de esta suma será nuestro bolsillo y no sus economistas que son los mismos que nos niegan el pan. Habrá que decidir en asamblea comisiones de compañeros que midan cuánta plata necesita nuestro bolsillo para cubrir la Canasta, pero jamás que nos digan cuánto tenemos que ganar los de billeteras gordas y grandes cuentas bancarias. Por último, designar a compañeros por mandato de asamblea con cargo revocable para que se sienten a negociar nuestros sueldos con los Patrones y el Gobierno. Nada de burócratas que se llenan los bolsillos a cambio de chirolas para los laburantes.

Al fin y al cabo compañeros, un salario mínimo vital y móvil acorde a la Canasta Básica Familiar es el único que nos garantizará mantenernos firmemente en pie para dar la pelea necesaria contra este sistema que nos quiere ver eternamente arrodillados.