Los que luchamos por una sociedad justa y no nos conformamos con migajas sabemos muy bien que la pelea no es nada fácil. Tenemos bien claro que entre otras canalladas nos puede esperar la cárcel. Nuestro presente nos coloca en la otra vereda de un gobierno que, pese a declamarse de los derechos humanos, sabemos que a la hora de organizarnos, salir a la calle y pelear por los derechos más elementales como condiciones laborales, educativas o una vivienda digna, ellos, nuestros enemigos de clase, nos enfrentarán con toda la munición “legal” que tengan a mano. También sabemos que cuando éstas no alcancen utilizarán las otras, las de plomo. Ni hablar cuando en nuestras banderas denunciamos al capitalismo, al imperialismo o al sionismo y sus cómplices y las oponemos empuñando bien alto las banderas del poder obrero, de la unión sin fronteras entre los trabajadores. Ahí la mano se pone más dura para los que desenmascaramos al sistema y sabemos que la solución para tanta injusticia es la única revolución capaz de liberarnos de las cadenas de la explotación, la Revolución Socialista.
Es que al gobierno kirchnerista, fiel a la historia del peronismo en cuanto a enrejar y abarrotar de luchadores las cárceles, no le temblará el pulso para reprimir a todo lo que se oponga al banquete de saqueo y explotación que hoy impera. Siempre fue así y hoy, porque su justicia ponga en el banquillo a algunos genocidas y se rodee de algunas ONG (ex organismos de DDHH), la cosa no va a cambiar. Ningún compañero puede ver en el cirquito del finado Néstor descolgando el cuadrito de Videla, un cambio a favor del pueblo mientras nos reprimen, nos encarcelan y nos matan. Tampoco podemos excusar con palabras como “confusión” a los que alguna vez fueron luchadores y hoy se calzan la remerita K, a esos no les cabe otro mote que el de traidores, sí, una y mil veces traidores.
Nuestra batalla contra este sistema incluye la difícil empresa de arrancar de las manos opresoras a los nuestros, que hoy están encerrados. Y para esto debemos utilizar todas las herramientas con las que contemos. Pero esencialmente tenemos que desnudar y enfrentar en la calle al poder político, judicial y represivo que conspiran en contra del pueblo. Tomando en nuestras manos la convicción de que en la libertad de los presos políticos está la libertad de todos los que luchamos por una sociedad justa.
¡Libertad al Compañero Roberto Martino en huelga de hambre!
¡Libertad a todos los presos políticos del campo popular!
¡Con presos políticos no hay Derechos Humanos!