Hace unos días
los
estudiantes secundarios de Capital,
mediante la toma de colegios, emprendieron un plan de lucha frente a la
decisión del gobierno de
Como no podía
ser de otra
forma el gobierno del PRO, fiel a
su desembozado fascismo, lanzó una campaña persecutoria contra los
estudiantes
que se organizaron para la lucha, pidiendo “listas negras” a los
directivos,
sancionando a aquellos docentes que apoyaran los reclamos estudiantiles
y
ordenando operativos policiales en las escuelas tomadas.
Este nuevo
ajuste a la
educación pública empeora aún más las
condiciones de las escuelas que, como vienen denunciando los
compañeros, se
encuentran en una crisis edilicia y presupuestaria.
Esta situación
no se da
únicamente en Capital, y mucho menos
en un solo nivel de la educación. Las Universidades sufren las mismas
carencias, así como los Institutos terciarios. En este caso puntual,
los
sistemas de becas, son totalmente insuficientes, cuando no, manejados
por las
agrupaciones estudiantiles oficiales de forma clientelar. Y la
realidad, y
mucho más ahora frente al aumento exorbitante del costo de vida, es que
muchos
compañeros dependen de estas becas para poder seguir estudiando.
No es una
excusa que “no
hay plata”, o que “no hay margen”
cuando sabemos que se pagan sumas siderales en subsidios a las grandes
empresas
privadas, o se las favorece costeando los gastos de sus meganegociados
con
dinero del Estado. Un caso de notoria resonancia fue la reestatización
de
Aerolíneas, donde los Kirchner decidieron que el pueblo debe
hacerse cargo
de
la deuda que Marsans (que compró la firma a Iberia en 2001, quien la
había
adquirido durante las privatizaciones menemistas) dejó después de haber
fundido
la empresa.