Dos historias: un hombre y una sombra.

Dos historias: un hombre y una sombra.

El Negro Luís Segovia fue militante del PRT, obrero metalúrgico e integrante de la lista Marrón que recuperó la UOM de Villa. Como miembro de la comisión electa , fue gestor de aquella iniciativa ANTIBUROCRATICA, ANTICAPITALISTA y ANTIIMPERIALISTA que supo unificar al pueblo villense hasta protagonizar la jornada que hoy recordamos: el Villazo.
El Negro logró eludir la represión del 20 de Marzo de 1975, que llevó a la cárcel a la dirigencia de la UOM, a militantes de otros sindicatos y de organizaciones populares. Ese día, ingresando en un colectivo de línea, advirtió los operativos represivos y simplemente, se tiró del vehículo y a campotraviesa entró en la clandestinidad. Formó parte del comité que prosiguió la lucha y como tal aporto a la resistencia de toda la región contra ese anticipo del Golpe Militar del año 76, que resume la composición del Frente Reaccionario constituido por peronistas como el ministro Robledo ( el “ Cordón Rojo de la Cuarta Internacional”), radicales como Balbín ( que definió a los obreros de Villa como “ guerrilla fabril”), la burocracia de Lorenzo Miguel y su JSP Juventud Sindical Peronista ( patotas absolutamente identificadas con las AAA que como grupo de tareas operaban junto a las “ conjuntas” , policía, prefectura, ejército y demás bandas asesinas del estado), las empresas a cuya cabeza se encontraba la propia ACINDAR, en cuyo “barrio cerrado” para jefes se constituyó el primer centro clandestino de detención. En medio de esta pelea estaba el Negro cuando fue detenido y llevado a la cárcel de Coronda desde donde fue trasladado a Caseros y después a la Plata. Prisionero, el Negro tuvo una actitud coherente con su condición de obrero luchador y clasista. De los que sobrevivieron como él a los años de durísimas condiciones de las celdas de la dictadura militar, queda un testimonio fundamental: el Negro fue uno de los alumnos más aplicados de lo que fue una definición central par romper el objetivo del enemigo, que era, en palabras ordenadas por Galtieri y repetidas por toda la escala de represores y carceleros, “de aquí salen muertos, locos o quebrados”; y esa definición era que la cárcel debe ser una escuela para los revolucionarios. El Negro sabía que le faltaban muchos más conocimientos que a otros compañeros y estudiaba química con la misma atención que la historia de las revoluciones, ortografía y redacción como dialéctica; geografía como filosofía, leía poemas como economía. Y al salir volvió al combate, para caer en la toma del Regimiento de la Tablada el 23 de Enero de 1989. Miles de cosas se pueden abundar sobre él, y es una deuda que todavía no haya un libro sobre su ejemplo, lo que solo se explica por la cobardía de los que, habiendo sido sus compañeros de partido o de lucha, al renegar de todo renegaron de él. Sólo  digamos que Piccinini cuando cae el Negro en la Tablada, lo primero que se le escuchó fue: “éste Negro hijo de puta me traiciono”(¡!). Ni quisieron poner una ambulancia para traer su cuerpo. Pero no sorprende, sino que nos llena de odio, saber del desprecio que este cobarde tenía hacia un militante y combatiente como el Negro. Por supuesto que lo que el Negro eligió para su vida y para su muerte, no se compara con lo que Piccinini eligió para su vida: la defección y la traición.

Piccinini en el año 91 con la ya “recuperada” Marrón entregó los obreros de Acindar a la Flexibilización laboral y los despidos, lo que le dio pie para hacer su carrera política dentro del parlamento burgués primero como constituyente  por el Frente Grande en la reforma de la constitución en el año 94 y tiempo después como diputado de otro partido patronal, el ARI. No conforme con esto también firmo en el año 96 un acuerdo social con el intendente, la iglesia, las patronales, la policía y demás fuerzas represivas, donde se comprometía a evitar los conflictos a la vez que veía como amenaza la actividad sindical.

Por estos días nuevamente frente a la conducción de la UOM reafirma una vez mas su carácter de traidor a la clase obrera, firmando acuerdos con las patronales, avalando despidos y frenando la lucha obrera. Todo esto en alianza con la repodrida UOM nacional de Lorenzo Miguel y Vandor hoy encarnada en Caló y Brunelli, contra quienes tantos compañeros clasistas lucharon y a quienes hoy nuevamente Piccinini les abre las puertas.

Es necesario este ejercicio de comparación entre aquellos compañeros que como Piccinini hoy viven pisando la sangre de nuestros mejores hermanos, y aquellos que como el Negro no dudaron en dar la vida por nuestra clase y por la conquista de un mundo justo. Pero más necesario es comenzar a retomar su ejemplo en la lucha, ese es el mejor homenaje que podemos rendirle. Así se acabarán los traidores, y así el Negro vivirá siempre entre nosotros.

Viva el Negro Segovia, el clasismo y su ejemplo!!!!
Abajo los traidores!!!