El Estado capitalista es necesariamente un estado terrorista. Este estado terrorista genera violencia, y esa violencia genera la respuesta del pueblo. Ante esa respuesta, los organismos de derechos humanos, como parte del pueblo, estamos y estaremos siempre de su lado. (DOCUMENTO DEL IV ENCUENTRO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS - PARANA - octubre de 2002)
Este siempre ha sido nuestro compromiso consciente, sobre una definición sin medias tintas que nos lleva a gritar
Pero como el Estado no es una entelequia, nombraremos a algunos -y sólo algunos- de los más detestables y siniestros personajes que encarnan su elenco actual, sin dispensar en esta omisión momentánea a ninguno, especialmente a Mauricio Macri, integrante en Jefe, hoy por hoy, de Este Poder público [que] existe en todo Estado; [y que] no está formado solamente por hombres armados, sino también por aditamentos materiales, las cárceles y las instituciones coercitivas de todo género...(Engels, "El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado"). Lo exige el apego a la realidad concreta que impone la producción de los hechos con que brutalmente actualizan su prosapia.
DE BULLRICH A BULLRICH.
La vieja oligarquía se muestra sanguinaria y repetida hasta con sus apellidos en este Gobierno, de una manera tan grosera como hace tiempo no se veía.
Esteban, fue a anunciar hace poco tiempo “...una nueva Campaña del Desierto...” en Río Negro y, por los mismos medios, a las ciudades, como lo enuncia su consigna “El camino que hemos emprendido todos los días tiene ... un pibe más que está preso”. Es la lógica del plan sistemático de exterminio y en suma, del genocidio, como el de la Dictadura de la cual su familia resultó beneficiaria como tantos oligarcas.
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